“No podemos proteger a nuestros seres queridos, solo podemos amarlos…”
Con esta frase, Alba Payás (especialista en el tratamiento del duelo), abrió en mí una puerta que en los últimos días me está permitiendo disfrutar de pequeños momentos junto a las personas que más quiero.
Son esas cosas a las que normalmente no le damos importancia y que por ese motivo se nos escapan entre los dedos sin que seamos ni si quiera conscientes de que son los momentos que llenan nuestra vida y le dan el más profundo de los sentidos, siempre y cuando nosotros sepamos identificar la belleza y plenitud que nos pueden aportar.
Algo tan sencillo como compartir con alguien a quien queremos un rato de trabajo, un paseo al final del día, o una tarea cotidiana (de esas que permiten que la casa siga funcionando con normalidad), pueden ser una más dentro de la secuencia de actividades que componen el día, o un momento profundo y sagrado por el que dar gracias. Ser conscientes de la suerte que tenemos al disfrutar de esos momentos que aun a ratos se nos hacen pesados o nos dan pereza, es el primer regalo que agradecer e implica un nivel de conciencia que resulta difícil en esta vida ajetreada en la que hasta disfrutar del tiempo libre se convierte en un reto agotador.
Darle importancia a esos momentos también significa poner cada cosa en su sitio, y priorizar a las personas por encima de las cosas o incluso de los planes que en un momento dado debemos estar dispuestos a flexibilizar para darle lo mejor de nosotros a los demás, y por lo tanto a nosotros mismos.
Uno de los grandes dolores que se experimentan tras la muerte de un ser querido, es la sensación de no haber aprovechado lo suficientemente el tiempo compartido con esa persona, y eso es lo que hoy me llama, el experimentar que normalmente nuestra vida está llena de espacios mágicos compartidos con seres que queremos, y que sin hacer nada muy diferente de lo que hacemos, podemos hacer más plena esta vida para nosotros, y para los que nos rodean.
Disfrutemos de lo que cada día se nos regala y permitamos que esta actitud nos lleve a dar lo mejor de nosotros mismos.